lunes, 9 de agosto de 2021

UNA PEQUEÑA HISTORIA DEL JAZZ (VIII)






CAPÍTULO 7.
FUSIÓN Y JAZZ ROCK.


El nacimiento de un nuevo estilo en la historia del jazz casi siempre había coincidido con los cambios de década. Para no faltar a la costumbre, también sucedió en el paso de los 60 a los 70. Pero este nuevo estilo no significará ninguna revolución como las del bop o el free. Este nuevo estilo de los 70 se desarrolla orgánicamente de lo precedente, tal y como hizo el cool a partir del bop o como el estilo de Chicago del de New Orleans. Ahora nos encontramos en los albores de una nueva era estilística que supondrá un conglomerado de free, tonalidad y estructuras del jazz tradicional, música clásica europea moderna, elementos de culturas musicales exóticas y blues, todo arropado por los sonidos que llegaban del rock.

A finales de los 60 el rock ya era la música más popular en los Estados Unidos, por lo que no es de extrañar que se convirtiera en un elemento que a la postre resultara determinante para el jazz de los 70, aunque en realidad esa influencia empezó antes -y un poco a la inversa- con grupos de rock que venían experimentando con el jazz, tales como Soft Machine, Chicago, Caravan y, sobre todo, las distintas formaciones de Frank Zappa. Pero también por el lado de los músicos de jazz había cierta inquietud por la música rock. Como declaró el guitarrista Larry Coryell, considerado el padrino de este estilo, "amamos a Davis, pero también amamos a los Rolling Stones". Y en ese viaje de ida y vuelta, la pieza clave volvería a ser la mente lúcida de Miles Davis, quien en 1970 daría el banderazo de salida para el movimiento de integración del jazz y el rock con la publicación de su álbum "Bitches Brew". Eran los 70 y había nacido el jazz fusión, también conocido como jazz eléctrico o jazz rock.

El disco, en el que participaron músicos como Tony Williams, Ron Carter, Herbie Hancock, Wayne Shorter o John McLaughlin, supuso una revolución en el sonido del jazz, introduciendo una instrumentación y unas estructuras rítmicas muy cercanas al rock. Aparecían ya con total normalidad teclados y sintetizadores, guitarras amplificadas con pedales de efectos, también el bajo se electrificaba, y la batería lograba elaborar la agresiva extroversión del rock bajo las premisas del alto nivel rítmico del jazz. Davis, quién si no, volvía una vez más a firmar un álbum que marcaría el devenir del jazz.

Si en el trayecto del bop al cool se domó, por así decirlo, una música que al público le parecía caótica para darle una estructura, digamos, entendible, en los 70 el jazz fusión hizo lo propio con la libertad del free. No obstante, los motivos que condujeron a esas situaciones fueron bastante distintos en ambos casos. En los 50 no dejó de estar presente cierto miedo: el miedo a una música cada vez más complicada y el miedo a destruir los esquemas tradicionales. También el miedo al rechazo del gran público, a las bajas audiencias y, por tanto, al paro y al hambre. Pero en los 70 no hay ya ese miedo. Esta vez se ha recorrido hasta el final el camino apuntado por los boppers con todas sus consecuencias y los músicos que han vuelto de ese viaje ya no renunciarán nunca a la libertad ganada. Han aprendido hasta dónde y para qué son libres y eso es, precisamente, lo nuevo de la melodía y la estructura del jazz de los 70, que la libertad del free sigue audible en ellos.

Tras la estela marcada por Miles Davis, el jazz fusión se abrió en un amplio abanico que, en honor a su nombre, mostraba distintas influencias: el rock enérgico en Larry Coryell, Jean Luc Ponty, Jack DeJohnette o Gary Burton; el free complejo y personal en Charlie Haden, Carla Bley o Paul Motian; la third-stream sofisticada en David Friesen o en el grupo Oregon; el blues y la música hindú en John McLaughlin y su Mahavishnu Orchestra; Brasil y la música latina en Chick Corea y su banda Return To Forever; el funk en Herbie Hancock o en los Brecker Brothers...

Pero hubo un grupo que se convirtió rápidamente en el más importante del movimiento y, de paso, en uno de los más importantes de la historia del jazz: Weather Report. Formada originalmente por Joe Zawinul, Wayne Shorter, Miroslav Vitous, Airto Moreira y Alphonso Mouzon, esta banda obtuvo un considerable éxito desde sus inicios, aunque fue la llegada del bajista Jaco Pastorius la que supuso el empuje definitivo con álbumes como "Black Market" o "Heavy Weather", con los que alcanzaron un notable éxito comercial.

Una corriente importante en el jazz de los 70 fue el jazz-funk, una música caracterizada por su acentuado groove y por el uso de sonidos electrónicos, con frecuencia por la presencia de los primeros sintetizadores analógicos. La mezcla de la música funk, del soul y del rhythm’n’blues con el jazz, junto a las experiencias del jazz rock, tuvieron como consecuencia la creación de este estilo cuyo espectro es bastante amplio y va desde lo que es pura improvisación de jazz hasta ejemplos mucho más apegados al soul, al funk o incluso a la música disco con arreglos, riffs y solos jazzeros. También se desarrolló otra variante más que los críticos llamaron "free funk" y que suponía la combinación del funk con el jazz avant-garde y el free. Algunos de los músicos de jazz funk más destacados fueron Gary Bartz, The Crusaders, George Duke, Kool & The Gang, The Brecker Brothers, Pee Wee Ellis, Maceo Parker y Herbie Hancock, que junto a su banda The Headhunters le puso la guinda psicodélica al estilo.

A mediados de los 70, el funk jazz y el jazz fusión experimentaron un viraje hacia terrenos más comerciales cercanos al pop y al soul. Nacía así el smooth jazz, llamado años más tarde, y de forma algo socarrona, "música de ascensor".

El smooth jazz se desarrolló a partir de una reelaboración más comercial del legado que habían dejado los músicos de fusión, caracterizándose por un ritmo ligero y sin pretensiones de base funky, por un sonido elegante y alejado de la racionalidad del bebop o de la energía del funk jazz y donde el aporte general de la banda importaba más que cada uno de sus elementos por separado. Dentro de este estilo cabe destacar a David Sanborn, Bob James, Ben Sidram, Eric Marienthal, Michael Franks, Dave Grusin, Dave Valentin, Al Jarreau, Chuck Mangione, los grupos Yellowjackets y SpyroGyra y, de forma destacada, el guitarrista y cantante George Benson, quien publicó álbumes tan aclamados y representativos del estilo como "Breezin" y "Give me the Night". El éxito comercial sin precedentes de estos músicos, con una música que mezclaba elementos del pop ligero, del soul y del jazz fusión, jugó un papel importante al familiarizar al público no aficionado con los sonidos del jazz.

Tras la gran influencia de guitarristas de jazz más mainstream de las décadas de los 50 y 60 como Joe Pass, Wes Montgomery o Barney Kessel, entre otros, la guitarra eléctrica en los 70 había alcanzado gracias a la influencia del rock una popularidad sin precedentes que no tardó en verse reflejada en el mundo del jazz fusión con la aparición de un buen número de músicos que la veían como el instrumento dominante en la nueva escena del jazz, tal y como el saxo lo había sido en épocas anteriores. Como impulsores de este nuevo estatus para las seis cuerdas podemos citar a Ralph Towner, del grupo Oregon, Larry Coryell, John McLaughlin o John Abercrombie. Destacan igualmente guitarristas como Larry Carlton, de The Crusaders, el japonés Kazumi Watanabe, John Scofield, Al Di Meola, Steve Khan, Frank Gambale y Mike Stern.

Pero será Pat Metheny quien reinventará el tradicional sonido de la guitarra de jazz con la publicación de su álbum "Bright Size Life", junto a Jaco Pastorius y Bob Moses, un disco que colocó a la guitarra eléctrica como principal protagonista y que ya mostraba el estilo naturalista y original que Metheny desarrollará más tarde junto a su banda y su inseparable amigo Lyle Mays, el Pat Metheny Group.






























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