COMO UN CÍCLOPE DORMIDO
la ciudad derrama sus miembros en la noche
sus brazos enormes como árboles
y sus manos
también las piernas derramadas
dibujando luces distantes y fugaces
su bostezo empaña todos los cristales
todo silencio y quedo
y tú sola
solamente tú navegando
inmensa
por su enorme ojo de cíclope.
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