martes, 23 de abril de 2013

EN EL DÍA DEL LIBRO




En el estante de arriba, "Robinson Crusoe", mi primer libro. Tanto tiempo ya y, si hoy lo abro, aún me saltan a los ojos recuerdos imborrables de mañanas de domingo perdido en aquella isla magnífica.

Después vino Verne; y Dickens; y Carroll; y Kipling; y una edición para jóvenes, ilustrada a todo color, de "El Quijote".

Con el paso del tiempo fueron llegando Blas de Otero, Baroja, Muñoz Molina, Valle, Sampedro, Grandes, Valente... y de algo más lejos, también Cortázar, Benedetti, Capote, Koltès, Baricco...

Cientos de historias vividas, cientos de oasis donde guarecerme del ruido y el cansancio de la rutina, donde aprender y aprehender a manos llenas.

También con el tiempo conocí el placer de abandonarme a la vorágine de las librerías, a su olor a mar cómplice, a pasar los dedos por la silueta imprecisa de esos anaqueles repletos donde dragones y versos pugnan a la par por hechizar al goloso navegante.

Sería muy difícil quedarse ahora con una sola historia, con uno sólo de los cientos de pellizcos en que este bendito regalo, que me hicieron con apenas ocho años, ha devenido. Eso sí, agradecer eternamente a esa mano amable que me enseñó el camino.

Y mañana, cuando despierte, espero de corazón que el dinosaurio siga ahí delante mío, provocador, incitante, porque será señal inequívoca de que seguimos, el y yo, los dos, realmente vivos.

Feliz Día del Libro a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario