Bajo la luz de gas
de los cafés de Arlés,
Vincent van Gogh observa:
absenta y humo denso de cigarrillos,
besos púrpuras al oído,
viejos con abrigos color mostaza.
Observa
y es su mano la que ordena el caos,
el dulce asombro de la noche
azul y amarillo
de Arlés.
Enhorabuena por sacar tiempo cada día para estas "cosas inútiles" que únicamente sirven para alimentar el alma. ¡Y fíjate si hay poco que alimentar que dicen que sólo pesa 21 gramos!En serio, enhorabuena nuevamente por esta iniciativa.
ResponderEliminarUn beso,
JR.
También el alma ha de comer. Espero que te unas y compartas esta mesa. Gracias y un beso.
ResponderEliminarHermoso poema, amigo.
ResponderEliminarLauro
Gracias, Lauro. Un placer tenerte por aquí. Un abrazo.
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