Foto tomada de internet. Autor desconocido.
La cabra, la cabra… ¡la madre que la parió! Me vais a perdonar pero es que a mí eso de la música militar, como cantaba Brassens, nunca me supo levantar.
Andalucía es tierra de paz, por mucho que a
algunos se les inflamen las venas del cuello jaleando cabras o piolines (el
caso es sacar de paseo a los animales). Y la verdad es que otro gallo nos
cantaría si dedicaran el mismo empeño en preocuparse de las condiciones de los colegios
de sus hijos, o de la falta de personal de atención primaria en los centros de
salud, o de las deficiencias en la aplicación de la Ley de Dependencia… pero
como estas cosas no tiran bombas, pues parecen no interesar al respetable.
Digo que Andalucía es tierra de paz. Y Sevilla es,
tal y como nos recuerdan de forma tozuda las estadísticas, tierra de barrios
pobres y abandonados por las distintas administraciones, por todas, esas mismas
administraciones que esta semana están enterrando un pastizal en el pozo ciego
de las máquinas de matar en vez de usar esos dineros, nuestros dineros, en
mejorar la vida de la gente. Gastos militares para escuelas y hospitales, que
nunca pararemos de gritarlo bien alto en las calles.
Hay en la ciudad quien ya está salivando
como perros de Pávlov (¿más animales por aquí? mmmmmm…) con las noticias de
submarinos en el Guadalquivir, aviones supersónicos o tanques en la Palmera. A propósito,
que si se trata de colapsar la Palmera, prefiero cuando Don Manué la “acolapsaba”
con fieles de las trece barras. “¡Fijarse bien!”
El palco en el que nos costará una fortuna
la hora de trabajo (risas) del ciudadano Felipe lo han colocado frente al
teatro donde, en unos días, se estrenará “Andrea Chénier”, la ópera de Giordano
que nos hace viajar a tiempos de una Revolución de cabezas con pelucas y
pelucas sin cabeza. ¿Será una premonición? ¿Hasta dónde tentarán la suerte?
Libertad, Igualdad y Fraternidad canta el coro… y ninguna de las tres rima con
Guerra, que es lo que han venido éstos aquí a celebrar en definitiva.
¿Y la cabra? La pobre es la que menos culpa tiene y a la que harán todos los memes. Pero si tengo que elegir
cabra, me quedo con la que, al igual que sus dueños, hace equilibrios para
sobrevivir a tanto despropósito.
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